Nuestro campo, nuestra vaca

Vaca vermella menorquina.

A lo largo de los caminos de Menorca, es fácil ver vacas paciendo. Las hay en algunos tramos del Camí de Cavalls, aunque son especialmente presentes en el interior de la isla. Existen vacas blanquinegras, otras rubias e incluso rojas. Algunas de ellas son de raza menorquina, la autóctona de la isla y que encarna muchos valores del campo menorquín y de la Reserva de Biosfera.

Menorca tiene muchas caras, muchos aspectos. Las fotografías de sus calas paradisíacas de arena blanca y aguas turquesas han dado la vuelta al mundo. Los escarpados acantilados rojos del norte, los paisajes inhóspitos de la Menorca seca, el entorno casi lunar de Favàritx o los ecosistemas húmedos de la albufera des Grau también son bastante reconocidos. En cambio, el interior de la isla ofrece una gran riqueza de paisajes y rincones que no tienen nada que envidiar a otras caras de la isla, pero que a menudo no son tan reconocidos.

El interior de la isla está básicamente configurado a través del campo menorquín. La esencia eminentemente rural de la isla tiene su feudo en los relieves ondulados de tierra adentro. Un paisaje de mosaico que se ha ido dibujando generación tras generación de payeses; los terrenos plantados de pastos; los caminos ancestrales que hoy en día podemos recorrer a pie o en bicicleta con los programas de Menorca 360º… y las vacas.

La presencia de vacas es notable en toda Menorca y muy especialmente en el interior. Cualquier persona que se desplace por los caminos de la isla las podrá ver. Las hay blanquinegras y rubias, de color marrón claro y rojas.

Les vaques, una presència constant als camins de Menorca (Foto: Jordi Saragossa).
Las vacas, una presencia constante en los caminos de Menorca (Foto: Jordi Saragossa).

Ganadería tradicional, valores modernos

Lo cierto es que la ganadería tradicional, tanto de vacas como de ovejas, es un elemento capital en la preservación de la cultura secular de la isla. El cuidado del ganado contribuye a arraigar a los menorquines a su campo y, en consecuencia, ayudar a que este campo menorquín continúe bien vivo.

Es sinónimo de tradición, pero también es algo vinculado con la modernidad. Y es que el hecho de criar vacas en Menorca hoy en día va en la línea y da vigencia a los valores defendidos por Menorca Reserva de Biosfera. Sostenibilidad, conservación, biodiversidad, equilibrio ecológico, economía local, producto de kilómetro cero… son conceptos que giran alrededor de la vaca menorquina.

Un pagès amb les seves vaques (Foto: Camí de Cavalls 360º).
Un payés con sus vacas (Foto: Menorca 360º).

La raza autóctona

Menorca tiene una raza de vaca considerada autóctona de la isla. Se trata de la roja menorquina, un animal de color rojo, generalmente sin cuernos de nacimiento y plenamente adaptado al hábitat mediterráneo. Fue incluida oficialmente en el catálogo del Ministerio de Agricultura como raza autóctona en peligro de extinción. Desde entonces, el número de ejemplares censados no ha dejado de crecer.

Uno de los principales alicientes para los ganaderos es que la vaca menorquina es tan buena para producir carne como leche. Así pues, quien quiera consumirla, puede encontrarla tanto en las carnicerías como en charcuterías en forma de queso artesano e incluso convertida en helados. Todos estos productos disponen de una ‘marca de garantía’ oficial de la UE. Un distintivo que, bajo el nombre de ‘Vermella Menorquina’ (roja menorquina) o las iniciales ‘VM’, identifica su procedencia local y garantiza la calidad que aporta esta raza y su producción sostenible.

Más información:
VacaMenorquina.org

Vaca vermella menorquina (Foto: Camí de Cavalls 360º).
Vaca roja menorquina (Foto: Menorca 360º).